Última prueba del año a la que sin dudarlo no podía faltar y menos con las buenas sensaciones del Campeonato de España del domingo pasado. Era la primera vez que se disputaba la prueba en la finca municipal Doña Blanca, un espacio natural sin duda inmejorable con un lago rodeado de caminos perfectos para un cross.
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Esta vez voy acompañado de un compañero del club. Es habitual que en el viaje nos contemos batallitas y planeemos la carrera. Yo lo hago siempre opte a la posición que sea, me gusta llevar un plan, estudiar la zona, etc. Tenía la idea de salir muy fuerte en la carrera debido a que la primera parte del sector de bici era llana y si no coges un buen puesto o un buen grupo, te toca sufrir tirando al máximo para conseguirlo gastando unas fuerzas valiosísimas que al final te van a hacer falta. Si conseguía este objetivo el siguiente era reservar algo de fuerzas en el grupo hasta la parte dura del circuito donde allí atacaría para intentar obtener la mayor renta posible. Como todo plan, se puede cumplir o no, pero hasta puede ser una fuente de motivación que te empuje a alcanzar una meta.
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La prueba consistía en 5 kilómetros de carrera a pie seguidos de 20 kilómetros de bicicleta y por último otros 2,5 kilómetros de carrera. La distancia habitual en un duatlón cross. Según la organización la parte de carrera tenía “pendientes suaves”, pero para nada suaves, dos o tres cuestas severas y algún repecho que te exigía bastante. El sector de bici se dividía en tres zonas claras de la misma distancia: llano, cuestas duras y otra vez llano al final del recorrido, mayor razón para no descolgarse e intentar cooperar con algún rival.
En el calentamiento veo a alguien conocido, Javi Madroñero que se ha animado a hacer este tipo de pruebas, intercambiamos impresiones y terminamos nuestra preparación. Pensé que me venía “al pelo” porque sabía que él iba a salir rápido en carrera y era muy buena referencia. A parte había fichado un par de triatletas de los clubes de Badajoz yPlasencia, uno de ellos Víctor Sánchez, un fuera de serie que arrasó en la prueba y que ganó “fácilmente” con casi 5 minutos de ventaja con el segundo clasificado, lo cual es mucha diferencia para este tipo de pruebas.
Venga, que nos vamos… Salgo a tope y enseguida veo que el circuito es más duro de lo que pensaba y que me iba a costar aguantar a los de arriba. Nada más empezar un par de corredores se desmarcan y dos grupos de cuatro y cinco corredores; y yo intentando aguantar el ritmo del segundo. Miré para atrás y los demás iban muy lejos, esto era cosa de diez pensé, confiando en que si no me adelantaban corriendo no lo iban a hacer en bici (fue lo que se me pasó por la cabeza, luego llega algún fuera de serie y te pasa por encima, pero por suerte no fue el caso).
Al final no aguanto el segundo grupo que se estira y yo a escasos metros haciendo la goma. Llego décimo a la transición, monto en la bici y empiezo a tirar con todo, a tope, “a morir” por pillar grupo que era lo planeado, pero… Pero adelanto a un corredor muy pronto, no hace ni por seguirme, “vaya este no me vale”. Llego a la altura de otro corredor y este me sigue pero tampoco es buen compañero porque se queda agazapado detrás de mí, “no hay suerte” pensé, “pero este no me sigue a mí”, así que me pasé un buen rato zigzagueando para no hacerle fácil seguirme y en un “repechín” le “pegué el palo” que decimos en nuestro argot y le suelto. Llego a la altura de Javi justo antes de empezar la zona de subida, y en cuanto empiezo a subir me doy cuenta de que voy un poco fundido porque siento a Javi detrás de mí recortando, bajo el ritmo, pensando que me pillaría y podríamos ir juntos pero con tan mala suerte que se le salió la cadena.
Ya no iba a parar, así que a por el próximo. Recupero un poco, me “enchufo” un gel de glucosa y continuo hasta el próximo rival, le pillo en las cuestas más duras, en lo mío, pero este es duro de pelar. De nuevo le miro y lo doy todo para “quitármelo de encima”. Antes de llegar al último llano paso por una zona preciosa, subidas bajadas, roderas, estaba disfrutando y a la vez pensando que hasta aquí había llegado, se esfuma la adrenalina al no ver ningún rival próximo hasta que llega un repecho y veo a lo lejos un grupo de tres, adrenalina “on” de nuevo, otra meta, otra motivación. Apreté los dientes e intenté todo para pillarlos pero llegó el llano, zona que siempre es más fácil para un grupo y más cuando pegaba el aire de cara y se me hizo imposible. Me aferraba a la idea de que bajarían el ritmo para luego atacarse entre ellos y así fue pero no llegué a estar a menos de 100 metros. ¡100 metros de nada! Por los pelos, pero así son las carreras, se deciden por segundos. Siendo realista, si les hubiera dado caza no creo que hubiera ganado a ninguno en carrera ya que a parte de más frescos que yo, ellos en teoría son mejores corredores que yo, ahora, no se lo hubiera puesto fácil, eso seguro. Finalizo el sector de bici, voy sexto y noto las piernas pesadas y al séptimo pisándome los talones, estaba pagando el sector de bici, el quinto mejor según pude ver después.
Me pasa y no puedo seguirle, hice un esfuerzo y me quedé cerca pero en cuanto vio que no daba mi brazo a torcer sacó fuerzas para aumentar el ritmo. Echo la vista atrás y veo que no viene nadie así que digo “vamos a disfrutarlo Francisco”. Así finalizo en un séptimo puesto, con ganas de levantar las manos como si hubiera ganado algo y lo hice porque me sentía muy feliz y no lo podía disimular.
Como siempre la organización estuvo perfecta, quizás en algún sitio faltó una mejor señalización pero nada grave. Felicidades por la prueba.
By Kiko González
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