Llegó el gran día, el debut en competición oficial de 2 domingueros que no llevan demasiado tiempo en el mundo del mountain bike, pero que cada día lo viven con más entusiasmo. Manuel y Yo (César) nos metimos de lleno en una prueba oficial del Open de Extremadura de BTT, como escenario, el que está considerado, el mejor y más duro circuito en su modalidad, Magacela.
Hace tiempo que nos ronda la idea de participar en pruebas no neutralizadas y este año decidimos cambiar nuestra licencia cicloturista por la de Máster 30, así podemos alternar unas y otras.
La idea principal es asistir a las pruebas del campeonato de XC Maratón, pero ante el baile de fechas en el calendario y la llegada el jueves de nuestras licencias nos inscribimos en la prueba que abría la temporada de Rally. En todo momento nuestro único objetivo ha sido vivir una experiencia distinta y disfrutarla al máximo. Así fué.
Tras visualizar varios vídeos de ediciones anteriores, leer comentarios e información sobre el trazado y hablar con amigos más experimentados no perdí el tiempo y el sábado antes de la prueba oficial, mientras recargaba el bono bike, me acerqué a Magacela para ver el circuito y saber lo que me encontraría al día siguiente (más que nada por si tenía que rajarme antes de empezar ;-)). Comencé a rodar por donde intuía que iba a ir la carrera, aún no estaba terminado de balizar por completo, la primera impresión fué acojonante...intentaba pasar por varias zonas y se me hacía imposible, no me atrevía, tenía mucho miedo a caerme...las sensaciones no eran nada buenas. Me di cuenta que no estaba siguiendo el trazado adecuado y cambié el rumbo tras rodar unos tres kilómetros. El segundo intento fue algo mejor, además apareció por detrás el bueno de Loné que hizo más amena y divertida la odisea.
La noche del sábado no pude dormir demasiado, el gusanillo rondaba mi estómago y no dejaba de visualizar los pasos más difíciles intentando elegir la mejor trazada para no caer. Tocó madrugar otro domingo más, había quedado con Manuel a las 8:30h y así llegar con tiempo de recoger el dorsal y dar otra vuelta de reconocimiento antes de la salida. Puntuales partimos y con más de una hora de antelación llegamos al destino. Las categorías inferiores estaban ya rodando en el circuito anexo a la zona de aparcamientos y muchos bikers comían, se disfrazaban y ajustaban máquinas a nuestro alrededor, nos bajamos del coche y durante varios minutos no nos dirigimos ni una sola palabra, únicamente mirábamos a todos lados con una sensación extraña y una cara que mezclaba felicidad y miedo...-Bueno qué, nos vestimos o seguimos contemplando? En na y menos estábamos en la zona técnica recogiendo dorsales, los colocamos y a probar.
Manuel se mostró tanto o más sorprendido que yo el día anterior con lo que nos íbamos encontrando, yo iba delante y solo le oía decir...-Madrecita, esto que es?, ufff, verás tú... mientras tanto yo iba pasando mejor las zonas, cada vez me sentía más cómodo e intentaba transmitirle la sensación de que la primera vez siempre duele...en la carrera iría mejor cada vuelta. Con más pena que gloria nos colocamos en la parrilla de salida con el tiempo justo para escuchar el silbato que marcaba la salida de los Élite y Sub-23, ambas categorías tendrían que darle 4 vueltas al circuito mientras que Junior, Senior y Máster 30 daríamos 3. Los segundos en salir fuimos nosotros, varios minutos después, Máster 30. La salida fué a cuchillo, un sprint de 150 metros en bajada hasta alcanzar la primera rampa en dirección al castillo, pronto perdí de vista a Manuel. Comienzan los chasquidos de los cambios y el primer escollo tras subir la rampa... cuatro escalones en ascenso, bajada y comenzamos a subir el rampón del 26% hasta la calzada romana que asciende al castillo. Tras pasar el trago, el circuito deja a un lado la calzada y se adentra por la ladera del cerro en senderitos, con poco más de medio metro de anchos, creados para la ocasión. Subidas, bajadas, rocas, barro...comienza la diversión.
Hasta el momento conseguía seguir la estela de mis compañeros de categoría y, aunque me llevaban con el gancho, no perdía comba. La velocidad era endiablada y el riesgo de caída aumentaba exponencialmente (al menos en mi), aguanté unos minutos la situación pero como preveía no tardé en pegarme un ostión del 15, tras una empinadísima bajada que terminaba con una bañera de canchas aún húmedas por la helada caída la noche anterior, donde además de un par de cortes en el muslo izquierdo perdí mi bote de isotónico. En este momento, con la cabeza fría, fue cuando pensé que debía poner mi ritmo y olvidarme de líos si quería llegar a casa de una sola pieza. El objetivo era disfrutar y terminar, algo que no paré de hacer durante lo que quedaba de vuelta y las dos siguientes.
Hasta el momento conseguía seguir la estela de mis compañeros de categoría y, aunque me llevaban con el gancho, no perdía comba. La velocidad era endiablada y el riesgo de caída aumentaba exponencialmente (al menos en mi), aguanté unos minutos la situación pero como preveía no tardé en pegarme un ostión del 15, tras una empinadísima bajada que terminaba con una bañera de canchas aún húmedas por la helada caída la noche anterior, donde además de un par de cortes en el muslo izquierdo perdí mi bote de isotónico. En este momento, con la cabeza fría, fue cuando pensé que debía poner mi ritmo y olvidarme de líos si quería llegar a casa de una sola pieza. El objetivo era disfrutar y terminar, algo que no paré de hacer durante lo que quedaba de vuelta y las dos siguientes.
Pronto comenzaron a pasarme los Junior más fuertes y algún Senior, el circuito comenzaba a llenarse de gente de todas las categorías haciendo mucho más divertido el trazado. Fuertes caídas (un Junior cayó delante mía y su bicicleta se fué 10 metros ladera abajo). Lo momentos más difíciles se vivían en los pasos por rocas mojadas y en los revirados giros en subida, además había una brutal bajada con una pendiente que te quitaba el hipo. La ladera trasera del castillo escondía zonas súper técnicas, la mayoría de ellas en subida con tramos por los que parecía imposible pasar andando...cuanto más en bici. El sol había secado más este lado y el riesgo de caída era mucho menor, aunque quizá más doloroso porque los pasos por rocas eran continuados.
Tras pasar por segunda vez el rampón vi a los amigos del MTB Cruz del Río y amablemente me cedieron un bidón con agua, evitando así mi posible muerte por deshidratación, además cumplieron como reporteros gráficos haciendo un montón de fotos, mil gracias. Me gustaría destacar también la sensación vivida durante todo el recorrido cuando grandes compañeros de fatigas como los Zorros de la Serena, Cruzcambikers, Ruteros de Ortigas, Tréboles, Cruzaitos...me daban el aliento necesario para pedalear con más fuerza y acentuar la sensación de satisfacción por lo que estaba viviendo, gracias a todos ellos. En mi segundo paso por meta vi a Arturo, un compañero de club y amigo desde la infancia que no quiso perderse el evento y también me daba ánimos.
Viví buenos momentos cuando me pasaron los tres líderes, primero el jóven cordobés (sub-23 y vencedor final en la prueba) que con una técnica admirable bajaba por las pendientes más abruptas. Pedro Romero (2º en la general y campeón de la categoría élite) me pasó en una zona técnica antes de llegar a unas rocas en subida...bestial el ritmo de pedaleo y la facilidad para sortear los obstáculos. El último en doblarme fue Díaz de la Peña (3º y segundo en élite), lo hizo también en una subida técnica y revirada, su pedaleo era intenso pero se notaba que iba más cansado, resoplaba de lo lindo.
Los tres últimos kilómetros fueron muy intensos y divertidos, cogí rueda de un Máster 30, el dorsal 409, y mantuvimos una pequeña lucha por vencernos, él sufría mucho en las zonas técnicas de subida y yo me encontraba fuerte. Tras pasar la zeta de piedras y encarar la ladera trasera del castillo me tomé un gel de glucosa que me aportó la energía necesaria para aventajarle en poco más de un minuto. Aún me quedaba una satisfacción más para rematar la mañana, en el último repecho apuraba sus fuerzas el subcampeón de la categoría sub-23 para completar su cuarta vuelta, fue entonces cuando saqué el FUAHHHHH!! y conseguí rebasarle antes de encarar la calleja de bajada a meta poniendo la guinda a una experiencia inolvidable.
Allí compartí con Arturo momentos de incertidumbre hasta la llegada de Manuel, tardaba demasiado y no sabíamos de cierto si había caído, estaba en carrera...finalmente, a su ritmo, y con una sonrisa de oreja a oreja completó el reto que tan difícil veía unas horas antes.
La fiesta terminó con la entrega de premios a los vencedores en las diferentes categorías y la satisfacción general de todos los participantes por la calidad de la prueba y el numeroso público asistente.
Desde aquí damos la enhorabuena a todos los implicados en la organización del evento. Chapó!
Disculpar el ladrillaco ;-). Nos vemos en la próxima.
Viví buenos momentos cuando me pasaron los tres líderes, primero el jóven cordobés (sub-23 y vencedor final en la prueba) que con una técnica admirable bajaba por las pendientes más abruptas. Pedro Romero (2º en la general y campeón de la categoría élite) me pasó en una zona técnica antes de llegar a unas rocas en subida...bestial el ritmo de pedaleo y la facilidad para sortear los obstáculos. El último en doblarme fue Díaz de la Peña (3º y segundo en élite), lo hizo también en una subida técnica y revirada, su pedaleo era intenso pero se notaba que iba más cansado, resoplaba de lo lindo.
Los tres últimos kilómetros fueron muy intensos y divertidos, cogí rueda de un Máster 30, el dorsal 409, y mantuvimos una pequeña lucha por vencernos, él sufría mucho en las zonas técnicas de subida y yo me encontraba fuerte. Tras pasar la zeta de piedras y encarar la ladera trasera del castillo me tomé un gel de glucosa que me aportó la energía necesaria para aventajarle en poco más de un minuto. Aún me quedaba una satisfacción más para rematar la mañana, en el último repecho apuraba sus fuerzas el subcampeón de la categoría sub-23 para completar su cuarta vuelta, fue entonces cuando saqué el FUAHHHHH!! y conseguí rebasarle antes de encarar la calleja de bajada a meta poniendo la guinda a una experiencia inolvidable.
Allí compartí con Arturo momentos de incertidumbre hasta la llegada de Manuel, tardaba demasiado y no sabíamos de cierto si había caído, estaba en carrera...finalmente, a su ritmo, y con una sonrisa de oreja a oreja completó el reto que tan difícil veía unas horas antes.
La fiesta terminó con la entrega de premios a los vencedores en las diferentes categorías y la satisfacción general de todos los participantes por la calidad de la prueba y el numeroso público asistente.
Élite |
Sub-23 |
Máster 30 |
Disculpar el ladrillaco ;-). Nos vemos en la próxima.
Buena experiencia, me alegro chicos!!!
ResponderEliminarOlé señores! Sois unos cracks!
ResponderEliminarEn competición se viven experiencias totalmente distintas a las divertidas y duras salidas semanales. Es una mezcla de sufrimiento, adrenalina, tensión, diversión, emoción,... que sólo se sienten compitiendo. Animar a los MTBIKERS a que vivan estas experiencias!
ResponderEliminarCongratulations a los chicos 29".
Oli.
que craks sois unos valientes de parte de los cruzcambike
ResponderEliminarMuchas gracias a todos.
ResponderEliminarAcabo de adjuntar a la crónica unas cuantas fotos que me han pasado los amigos de MTB Cruz del Río y alguna más de Arturo.
Gracias!!